El vestido es lo más importante. Es lo que primero se elige. Siempre que nos vestimos elegimos la ropa, y después los complementos. Aunque debo reconocer que, en mi vida diaria, la mayoría de las veces elijo primero el calzado.
Los complementos son claves y nos permiten darle el último toque a nuestro look.
La primera vez que una de mis novias me pidió unos zapatos morados oscuros, me sorprendió. Y aún me sorprendió más el resultado. Fue espectacular. Ahora me encantan los zapatos de color porque me dan vida y me entretienen, ya que no hay dos iguales.
Cada vez más novias acuden a mi para hacerse unos zapatos personalizados porque no quieren el típico color blanco impoluto de novia. No quieren coincidir con cualquier invitada que haya decidido llevar unos zapatos de color rojo. Conmigo se aseguran la exclusividad que requiere una novia.
Y lo que le da un valor añadido a este tipo de zapatos es que lo más seguro es que las novias los usen después de la boda. Y serán un precioso regalo que atesoren con cada puesta. A mí me encanta verlas luego con unos vaqueros y un look informal y glamuroso. Siento que mis pequeñas obras de arte no se quedan arrinconados en una caja.
Cada novia es diferente y le añade su propia personalidad. Tonos oscuros. Tonos pastel. Glitter. O algún tipo de pedrería. Incluso las más atrevidas se atreven con las pieles de fantasía que a mi tanto me apasionan. Hay algunas pieles de fantasía tan discretas que tan solo ves un sutil matiz destellante, ya que coincide el mismo color de la base de los zapatos.
La tendencia es ir aclarando el color de los zapatos. Empiezan a verse colores pasteles, nude, beige, champan… Aunque lo que sí que es cierto, sea cual sea el tono, para completar el look angelical monocromático de las novias, los zapatos de color han venido para quedarse.
Combinamos los zapatos con el color temático de la boda, con la corbata del novio o padrino, con el tocado y ramo, con las damitas de honor, con el vestido de la hermana o mejor amiga, o con cualquier guiño que queramos hacer en nuestra boda hacia nuestros seres queridos. No hay límites.
Para novias románticas, el rosa cuarzo, el azul celeste, el verde agua o lavanda.
Para novias clásicas y vestidos vintage, el beige o el nude.
Para novias pasionales y atrevidas, el rojo, el azul eléctrico o los tonos turquesas.
¿Ya sabes cuál es tu color?
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